Es difícil, en una etapa «turbulenta» (en todos los sentidos) como esa, pensar en que la vida te va a ofrecer, seguro, muchas más opciones que las que una simple elección puntual te brindará. El sistema educativo, por otro lado, nos impulsa a esa elección como algo simbólico, algo definitivo, cuando la sociedad viene mutando desde hace ya bastantes años en otra dirección. (Esto no es una crítica al sistema en sí, aunque quizá convendría revisar sus paradigmas a la hora de orientar a los estudiantes.)
Lo complicado, en general, es deshacerse de la idea de que una decisión es irreversible. Afortunada o desafortunadamente, nada de lo que hacemos está escrito en piedra y (casi) siempre tenemos la oportunidad de desandar camino para comenzar de nuevo o variar el rumbo.
Pero si es algo que se nos olvida en nuestra edad madura, no podemos esperar de un adolescente que lo tenga presente, ¿verdad?
Totalmente de acuerdo, Emi, y eso me parece fundamental: difícilmente le podremos trasladar a un adolescente la idea de que no todo es irreversible o tan trascendental si a nosotros mismos nos cuesta tanto deshacernos de ella siendo ya adultos.
Por eso el cambio debería empezar por quienes terminan siendo referentes o guías, ya sea desde el punto de vista familiar como desde el académico.
Ojalá alguno de esos jóvenes que en estos días tienen que “ decidir” su futuro inmediato pueda leer estas sabias palabras que has escrito hoy. Para que así sepan que nada o casi nada es irreversible y para que puedan elegir por ellos, sin miedo y con libertad. Y sobre todo con la certeza de qué es lo que ellos quieren sin presiones sociales ni familiares.
Creo que si nos acostumbramos a repetir este mensaje, a restarle un poco de carácter irreversible a esas pruebas de acceso, los más jóvenes podrán empezar a verlo y sentirlo de otra manera.
Totalmente de acuerdo. Es curioso cómo pensamos a determinada edad que todo es inamovible. Y con la experiencia y el paso del tiempo sabes que un año no es nada, o los que sean.. Que pueden equivocarse, que pueden cambiar de opinión.
Se les pide decisiones trascendentales sin tener idea de casi nada y cada vez a más temprana edad. Y sobre todo, sin tener en cuenta las pasiones y los intereses. Es verdad que esta idea es muy romántica pero cuánta gente es infeliz estudiando algo porque su familia ya tiene un "potencial trabajo o medio de vida" en ese ámbito.
Me ha encantado. Me he visto en ese vagón de metro y ante esos exámenes en los que, en mi caso, no fui demasiado brillante.
Consideramos una idea muy romántica todo lo que tú señalas porque se pone siempre el foco en lo contrario. Pero la realidad es la que es, y todos conocemos ejemplos de gente infeliz con su trabajo porque no atendió (o no le dejaron atender) a sus pasiones o intereses. Todavía, a día de hoy, parece que disfrutar de lo que uno hace no puede considerarse un trabajo serio.
En esos exámenes yo tampoco fui especialmente brillante, pero algo bueno tenía que tener no saber a esa edad cuál quería que fuese mi carrera universitaria. Así que no necesitaba una nota en concreto. Feliz sábado, Isabel, y gracias por tus palabras.
Mi hija empezó este año la carrera que ella eligió y yo le he preguntado muchas veces si está contenta con lo que hace que sino siempre puede buscar otras opciones. La vida es muy larga para tener todo ya decidido. Nunca hemos influido en sus decisiones, tiene que ser libre de elegir y equivocarse o no.
Elegir, equivocarse y acertar nos va conformando como personas. Siempre se agradece contar con apoyo y con la opinión honesta de quienes tenemos alrededor. Pero lo ideal es que cada uno pueda tomar sus propias decisiones.
Tener el apoyo de unos padres que se preocupan sin por ello reducir la libertad de decisión es algo muy valioso, como hijo lo digo. :)
Ojalá puedan leer este texto todos los que se están examinando estos días, pero posiblemente no lleguen a comprender lo que les quieres decir, porque ese miedo, esos nervios y ese "tengo que", les nubla la vista... Existen cientos de opciones para crecer y conocerse más... ¡y ésta es sólo una de ellas! Buen viernes, Paulo ;).
Lo importante que sería que, a esas edades, resultasen mucho más accesibles esos cientos de opciones que efectivamente existen. El problema no está en las posibilidades, que son inmensas, sino en querer reducirlo todo a A o B en esa etapa de la vida. Gracias por tus palabras, y buen sábado, Marina. :)
De ahí la labor de los padres y diría también los profesores de decirles que hay miles de opciones en la vida para estudiar, trabajar y en definitiva vivir. En mi caso que tenía claro que quería hacer turismo y dedicarme a hacer feliz a la gente, en su momento, era una carrera de pago y si que es verdad que se necesita una ayuda económica, pero no hay nada más chulo que uno se pueda pagar los estudios y darse cuenta que es válido y que puede ser capaz de todo lo que se proponga. Somos papeles en blanco y es muy importante desde la infancia, adolescencia transmitir ese mensaje. Abrazo ya veraniego desde Cádiz ✌️❤️
Efectivamente, hay miles de opciones, y sin embargo parece que en ese momento de la vida todo se reduce a un par de caminos. Y si no tienes claro cuál seguir de esos dos, sobreviene el drama. Luego, según maduramos, vemos que no era así, que esas miles de opciones ya existían, solo que nadie nos había ayudado a descubrirlas o a valorarlas. Nunca es tarde para cambiar eso. Un abrazo desde Galicia, hoy.
Qué acertado siempre Paulo!!! Y en qué momento. Mi hijo está justo ahí y aunque finalmente estudiara lo que quiere, no dónde quiere, pero como le digo, puede que el año que viene o al otro consigas lo que quieres por completo. Las cosas no son fáciles para ellos, pero tampoco para los padres, que nos encantaría darles todo, pero no siempre es posible. Pero llegará.
Cierto que los cosas no son fáciles, pero hay que quedarse con la idea de que, si no salen a la primera, pueden salir a la segunda, o a la tercera. Casi siempre habrá una segunda oportunidad, o aparecerá otra nueva igual de interesante. Pero no pasa nada por no tener todo claro y definido en la adolescencia, no pasa nada si no se cumplen a la primera las expectativas que a veces desilusionan y machacan los ánimos. Y eso siempre se lleva mejor en un entorno comprensivo que sugiere y advierte, pero no oprime. Gracias a ti, Laura.
Periodismo, porque me gusta escribir. Luego acabé y fui mil cosas (secretaria, dependienta, palomitera, acomodadora) antes de llegar a una agencia de comunicación pasados los 35. Nunca sentí que fuera menos por “no estar trabajando de lo que estudiaste” que decía mi madre, pero sí siento que me hubiera gustado leer a alguien como tú entonces, que me hubiera dicho que todo iba a estar bien si la nota no me daba (el año anterior, el corte para Periodismo se acercó a un 7, que era casi mi nota media, y me aterraba palmar para pasar en mí año a poco más de un 4), que había un trillón de opciones que no pasaban necesariamente por las aulas universitarias. Filología árabe, Psicología y hasta Derecho (influenciada por las series de abogados, supongo), fueron mis siguientes opciones en ese papel blanco con calca (sí, en el pleistoceno fue esto) que tuve que entregar en una secretaría después de saber mi nota.
No me arrepiento del paso por la Universidad y la selectividad me pareció un examen más (con muchos más nervios y sueño, eso sí) que se podía aprobar si habías sacado el curso. Se nos olvida a veces el poder de las medias entre asignaturas 🥲. Tu texto me ha hecho reflexionar sobre cómo se lo plantearé a mi hijo si decide hacer las pruebas. Que no hay nada inamovible. Que te puedes reinventar todas las veces que sea necesario. Que no limite sus posibilidades por las limitaciones actuales que encuentra en su línea de pensamiento. Que hay profesiones que aún no están ni inventadas. Gracias por esto.
Me siento identificado con muchas de las cosas que señalas.
También estudié Periodismo; no por vocación, sino por estar aparentemente relacionado con la escritura. Si volviese atrás, escogería otra carrera. Eso no quita que la etapa universitaria que viví me haya dado grandes experiencias, amistades y también aprendizajes.
En cuanto a la selectividad en sí, recuerdo contagiarme del nerviosismo de otros, y llenarme de inseguridad al ver que muchos alumnos tenían perfectamente definido su futuro, cuando yo no sabía qué quería ser de mayor. O sí lo sabía, pero "de escribir no se vive", "la carrera de escritor no existe". Hubiese agradecido perspectivas más amplias. Aunque uno al final se labre su propio camino, a esas edades siempre se agradece un poco de guía y de visiones más abiertas.
Yo después de conocerte ando pensando en hacer cursos de corrección y otras cosas de literatos 😂, así que tú has sido realmente una ampliación de miras para mí
Lo bueno es que, habiendo tomado conciencia de ello, quizás seamos nosotros los que podamos explicárselo a alguien con 16 o 17 años, a quienes les pueda servir sentir que no todo se decide a cara o cruz a esa edad.
Cuanta razón y que mal lo hice con mi hijo en pro de su seguridad economica Ahora soy yo a los 59 la que hace años dejo la Abogacía para recorrer otros caminos más creativos , ains ....
A veces no se trata de hacer las cosas mal o bien, sino de hacerlas como nos han enseñado. Y quienes nos enseñaron, a su vez, seguían esos mismos patrones aprendidos.
Pero nunca es tarde para tomar conciencia y pararse a pensar qué es lo que queremos para nuestras vidas, y tratar de orientarnos.
Amigo, cómo te admiro
Lo que tiene la amistad, sentimiento recíproco.
Es difícil, en una etapa «turbulenta» (en todos los sentidos) como esa, pensar en que la vida te va a ofrecer, seguro, muchas más opciones que las que una simple elección puntual te brindará. El sistema educativo, por otro lado, nos impulsa a esa elección como algo simbólico, algo definitivo, cuando la sociedad viene mutando desde hace ya bastantes años en otra dirección. (Esto no es una crítica al sistema en sí, aunque quizá convendría revisar sus paradigmas a la hora de orientar a los estudiantes.)
Lo complicado, en general, es deshacerse de la idea de que una decisión es irreversible. Afortunada o desafortunadamente, nada de lo que hacemos está escrito en piedra y (casi) siempre tenemos la oportunidad de desandar camino para comenzar de nuevo o variar el rumbo.
Pero si es algo que se nos olvida en nuestra edad madura, no podemos esperar de un adolescente que lo tenga presente, ¿verdad?
Totalmente de acuerdo, Emi, y eso me parece fundamental: difícilmente le podremos trasladar a un adolescente la idea de que no todo es irreversible o tan trascendental si a nosotros mismos nos cuesta tanto deshacernos de ella siendo ya adultos.
Por eso el cambio debería empezar por quienes terminan siendo referentes o guías, ya sea desde el punto de vista familiar como desde el académico.
Ojalá alguno de esos jóvenes que en estos días tienen que “ decidir” su futuro inmediato pueda leer estas sabias palabras que has escrito hoy. Para que así sepan que nada o casi nada es irreversible y para que puedan elegir por ellos, sin miedo y con libertad. Y sobre todo con la certeza de qué es lo que ellos quieren sin presiones sociales ni familiares.
Muchas gracias, Cristina.
Creo que si nos acostumbramos a repetir este mensaje, a restarle un poco de carácter irreversible a esas pruebas de acceso, los más jóvenes podrán empezar a verlo y sentirlo de otra manera.
Totalmente de acuerdo. Es curioso cómo pensamos a determinada edad que todo es inamovible. Y con la experiencia y el paso del tiempo sabes que un año no es nada, o los que sean.. Que pueden equivocarse, que pueden cambiar de opinión.
Se les pide decisiones trascendentales sin tener idea de casi nada y cada vez a más temprana edad. Y sobre todo, sin tener en cuenta las pasiones y los intereses. Es verdad que esta idea es muy romántica pero cuánta gente es infeliz estudiando algo porque su familia ya tiene un "potencial trabajo o medio de vida" en ese ámbito.
Me ha encantado. Me he visto en ese vagón de metro y ante esos exámenes en los que, en mi caso, no fui demasiado brillante.
Feliz viernes
Consideramos una idea muy romántica todo lo que tú señalas porque se pone siempre el foco en lo contrario. Pero la realidad es la que es, y todos conocemos ejemplos de gente infeliz con su trabajo porque no atendió (o no le dejaron atender) a sus pasiones o intereses. Todavía, a día de hoy, parece que disfrutar de lo que uno hace no puede considerarse un trabajo serio.
En esos exámenes yo tampoco fui especialmente brillante, pero algo bueno tenía que tener no saber a esa edad cuál quería que fuese mi carrera universitaria. Así que no necesitaba una nota en concreto. Feliz sábado, Isabel, y gracias por tus palabras.
Totalmente de acuerdo. Creo que nos cuesta relacionar trabajo con "felicidad"... Y nos iría mejor si lo consiguiéramos. Abrazo!
Mi hija empezó este año la carrera que ella eligió y yo le he preguntado muchas veces si está contenta con lo que hace que sino siempre puede buscar otras opciones. La vida es muy larga para tener todo ya decidido. Nunca hemos influido en sus decisiones, tiene que ser libre de elegir y equivocarse o no.
Elegir, equivocarse y acertar nos va conformando como personas. Siempre se agradece contar con apoyo y con la opinión honesta de quienes tenemos alrededor. Pero lo ideal es que cada uno pueda tomar sus propias decisiones.
Tener el apoyo de unos padres que se preocupan sin por ello reducir la libertad de decisión es algo muy valioso, como hijo lo digo. :)
Ojalá puedan leer este texto todos los que se están examinando estos días, pero posiblemente no lleguen a comprender lo que les quieres decir, porque ese miedo, esos nervios y ese "tengo que", les nubla la vista... Existen cientos de opciones para crecer y conocerse más... ¡y ésta es sólo una de ellas! Buen viernes, Paulo ;).
Lo importante que sería que, a esas edades, resultasen mucho más accesibles esos cientos de opciones que efectivamente existen. El problema no está en las posibilidades, que son inmensas, sino en querer reducirlo todo a A o B en esa etapa de la vida. Gracias por tus palabras, y buen sábado, Marina. :)
De ahí la labor de los padres y diría también los profesores de decirles que hay miles de opciones en la vida para estudiar, trabajar y en definitiva vivir. En mi caso que tenía claro que quería hacer turismo y dedicarme a hacer feliz a la gente, en su momento, era una carrera de pago y si que es verdad que se necesita una ayuda económica, pero no hay nada más chulo que uno se pueda pagar los estudios y darse cuenta que es válido y que puede ser capaz de todo lo que se proponga. Somos papeles en blanco y es muy importante desde la infancia, adolescencia transmitir ese mensaje. Abrazo ya veraniego desde Cádiz ✌️❤️
Efectivamente, hay miles de opciones, y sin embargo parece que en ese momento de la vida todo se reduce a un par de caminos. Y si no tienes claro cuál seguir de esos dos, sobreviene el drama. Luego, según maduramos, vemos que no era así, que esas miles de opciones ya existían, solo que nadie nos había ayudado a descubrirlas o a valorarlas. Nunca es tarde para cambiar eso. Un abrazo desde Galicia, hoy.
Galiciaaa😜
Qué acertado siempre Paulo!!! Y en qué momento. Mi hijo está justo ahí y aunque finalmente estudiara lo que quiere, no dónde quiere, pero como le digo, puede que el año que viene o al otro consigas lo que quieres por completo. Las cosas no son fáciles para ellos, pero tampoco para los padres, que nos encantaría darles todo, pero no siempre es posible. Pero llegará.
Gracias como siempre. 🤗
Cierto que los cosas no son fáciles, pero hay que quedarse con la idea de que, si no salen a la primera, pueden salir a la segunda, o a la tercera. Casi siempre habrá una segunda oportunidad, o aparecerá otra nueva igual de interesante. Pero no pasa nada por no tener todo claro y definido en la adolescencia, no pasa nada si no se cumplen a la primera las expectativas que a veces desilusionan y machacan los ánimos. Y eso siempre se lleva mejor en un entorno comprensivo que sugiere y advierte, pero no oprime. Gracias a ti, Laura.
Periodismo, porque me gusta escribir. Luego acabé y fui mil cosas (secretaria, dependienta, palomitera, acomodadora) antes de llegar a una agencia de comunicación pasados los 35. Nunca sentí que fuera menos por “no estar trabajando de lo que estudiaste” que decía mi madre, pero sí siento que me hubiera gustado leer a alguien como tú entonces, que me hubiera dicho que todo iba a estar bien si la nota no me daba (el año anterior, el corte para Periodismo se acercó a un 7, que era casi mi nota media, y me aterraba palmar para pasar en mí año a poco más de un 4), que había un trillón de opciones que no pasaban necesariamente por las aulas universitarias. Filología árabe, Psicología y hasta Derecho (influenciada por las series de abogados, supongo), fueron mis siguientes opciones en ese papel blanco con calca (sí, en el pleistoceno fue esto) que tuve que entregar en una secretaría después de saber mi nota.
No me arrepiento del paso por la Universidad y la selectividad me pareció un examen más (con muchos más nervios y sueño, eso sí) que se podía aprobar si habías sacado el curso. Se nos olvida a veces el poder de las medias entre asignaturas 🥲. Tu texto me ha hecho reflexionar sobre cómo se lo plantearé a mi hijo si decide hacer las pruebas. Que no hay nada inamovible. Que te puedes reinventar todas las veces que sea necesario. Que no limite sus posibilidades por las limitaciones actuales que encuentra en su línea de pensamiento. Que hay profesiones que aún no están ni inventadas. Gracias por esto.
Me siento identificado con muchas de las cosas que señalas.
También estudié Periodismo; no por vocación, sino por estar aparentemente relacionado con la escritura. Si volviese atrás, escogería otra carrera. Eso no quita que la etapa universitaria que viví me haya dado grandes experiencias, amistades y también aprendizajes.
En cuanto a la selectividad en sí, recuerdo contagiarme del nerviosismo de otros, y llenarme de inseguridad al ver que muchos alumnos tenían perfectamente definido su futuro, cuando yo no sabía qué quería ser de mayor. O sí lo sabía, pero "de escribir no se vive", "la carrera de escritor no existe". Hubiese agradecido perspectivas más amplias. Aunque uno al final se labre su propio camino, a esas edades siempre se agradece un poco de guía y de visiones más abiertas.
Yo después de conocerte ando pensando en hacer cursos de corrección y otras cosas de literatos 😂, así que tú has sido realmente una ampliación de miras para mí
Espero no llevarte por el camino de la perdición...
Si necesitas información, referencias o cualquier cosa, sabes dónde encontrarme. :)
No descartes que te tome la palabra ;)
👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏
Ojalá esto lo hubiera leído o alguien me lo hubiera explicado con 16, 17 años...
Lo bueno es que, habiendo tomado conciencia de ello, quizás seamos nosotros los que podamos explicárselo a alguien con 16 o 17 años, a quienes les pueda servir sentir que no todo se decide a cara o cruz a esa edad.
Cuanta razón y qué bien lo escribes🤗
Muchas gracias por leerlo y por tus palabras, Marta. Feliz sábado. :)
Qué cierto, qué acierto y qué rebién escrito❤️
Muchas gracias por tus palabras y por tu tiempo, Rosa.
Cuanta razón y que mal lo hice con mi hijo en pro de su seguridad economica Ahora soy yo a los 59 la que hace años dejo la Abogacía para recorrer otros caminos más creativos , ains ....
A veces no se trata de hacer las cosas mal o bien, sino de hacerlas como nos han enseñado. Y quienes nos enseñaron, a su vez, seguían esos mismos patrones aprendidos.
Pero nunca es tarde para tomar conciencia y pararse a pensar qué es lo que queremos para nuestras vidas, y tratar de orientarnos.